La intensidad de la palabra, por el licenciado Ernesto Fernando Iancilevich


La intensidad de la palabra, en el decir concentrado, nos remite al centro; también nos hace traspasar la periferia del lenguaje (y del mundo). La poesía remite a un decir concentrado, porque hace centro en la palabra: decir concentrado en la palabra esencial. Más allá de las circunstancias históricas por las que ha atravesado su manifestación, epifanía de la palabra. Porque nadie escribe un poema, nadie puede adueñarse de él. La poesía escribe el poema; el poeta lo traduce, lo transmite. Apenas cincela lo que sobra, desnuda lo necesario. O lo intenta, y, en todo caso, lo demás no es su asunto.
En ese camino de regreso, aun en aquellos malabares lingüísticos donde resulta arduo desbro- zar el ornamento de la estructura, íntimamente respira esa búsqueda profunda de la palabra que dice.
Por inconmensurable, no sabemos qué es la poesía, aunque la tentación de definirlas sobrevue-
le nuestras cabezas. Pero tenemos poemas y hay poetas. En los momentos de privilegio, unos y otros se conjugan, se entregan a lo inconmensurable. En esos instantes de santidad, la luz de un dios ilumina la oscuridad de la noche.
El poema nos enseña un camino. Su decir es un ir de camino. En nuestra época, y en el final de un ciclo, el poeta se esfuerza por enseñar el camino del habla, bajo los modos vitales del salto, la fuga o la entrega.
En los extremos de la palabra, donde se palpa el silencio, habla el pensar. Por fuera, en la periferia de sus bordes, todo es un conjunto de grados del olvido.
El poema es playa verbal, huella sustancial, palabra del viento. En él, ser y no-ser se contem- plan; nada hay en su cruce que no sea mirada. Una mirada en la mirada, que funda presencia allí donde todo es ausencia.
Poema de la poesía, avatar en el decir concentrado. Experiencia y expresión fundidas en la palabra intensa del decir concentrado. Sonido del sentido, pensar y hablar se identifican, saber y sentir se penetran, decir y hacer se transparentan. En los momentos más intensos del lenguaje, el pensar habla y la palabra piensa.

Poesía sensorial y poesía intelectual por Ernesto Fernando Iancilevich


Realidad ética del poeta (en la lectura concentrada) y realización estética del poema (en la escritura intensa) nos comunican una percepción de la poesía como necesaria correspondencia de habla y escucha, de un destino convertido en oficio. Y es que el poeta lee en la escucha existencial –su propia vida y la vida del mundo- la escritura esencial que le trasciende. La producción artística es siempre promoción humana del artista: el hombre que crea se hace más humano en la creación. Vida y obra componen la unidad poética de una experiencia espiritual y una expresión sensorial. Porque en todo hacer poemático habla la sensualidad del mundo y se escucha la espiritualidad del hombre, los límites entre la poesía sensorial y la poesía intelectual no sólo se vuelven imprecisos sino, ante todo, enigmáticos. Acaso, en autores como san Juan de la Cruz o santa Teresa de Jesús -versiones personales de una visión transpersonal- ¿no es lo sensorial del poema el soporte físico o material de lo espiritual de la poesía?
Tenemos bien presente la distinción de René Daumal: poesía blanca o sagrada y poesía negra o profana. Permítasenos decir, no con el ánimo de desmentir la afirmación del simbolista francés, que muchas veces es necesario predicar la verdad fuera del templo, y que esa prédica visiblemente prosaica envuelve, abriga y conserva la desnudez de lo sagrado, la desasida apertura de la última espiritualidad: aquella que no busca demostrar nada, porque muestra todo en la prestancia de su patentización. La verdad, asumida en la integridad de sus riesgos, no es hija de la razón sino epifanía del misterio. El poeta habla la verdad cuando escucha el misterio; en ello, sensualidad y espiritualidad se entregan la una a la otra en perfecta unión amorosa.






Ernesto Fernando Iancilevich es poeta y ensayista, licenciado en bibliotecología y documentación por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde cursó estudios de filosofía. Miembro del Colegio de Graduados de Filosofía y Letras, de la Asociación de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina, de la Red Mundial de Escritores en Español, de la Sociedad Internacional de Autores y de la Sociedad Internacional de Escritores. Ha sido jurado nacional e internacional en certámenes literarios. Coordina seminarios de estudio, taller literario y cursos de redacción para profesionales. Ha dictado conferencias y talleres para escritores y bibliotecarios durante 2007 y 2008. Forma parte del Tribunal Evaluador del Movimiento Solidario por las Letras, fundado por el Grupo de Escritores Piquenses (La Pampa). Colabora con prestigiosas publicaciones en al ámbito del pensamiento y la palabra: Apofántica (Argentina), Konvergencias (Argentina), Con-versiones (Argentina), Gaceta Literaria (Argentina), El Intelectual (Colombia), Letralia (Venezuela), Adamar (España), El Coloquio de los Perros (España), La Rosa Profunda (España), Kylix (España), Remolinos (Perú) y Cañasanta (Canadá).

Su último libro de poesía, Luz en la piedra de la noche, ha sido presentado en la Feria Internacional de Libro en Buenos Aires 2007 y en La Noche de la Cultura de San Martín (Prov. De Buenos Aires) el mismo año.







pensarlapalabra@yahoo.com.ar


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Técnicas usadas en el micro relato-microcuento

IRONÍA

Es una discrepancia o incongruencia entre lo que se dice y lo que se entiende, o entre lo que se espera y lo que realmente ocurre. Se puede usar la ironía de forma intencional o puede ocurrir sin proponérselo. Los autores pueden usar la ironía para hacer que la audiencia pare y piense acerca de lo que se acaba de decir o para dar mayor énfasis a una idea central. Para que el uso de la ironía tenga éxito la audiencia tiene que darse cuenta de la diferencia entre lo que se dice y lo que es lo normal o lo esperado.

ALITERACION

La aliteración es una figura literaria en la que aparece el mismo sonido al comienzo de dos o más palabras. En la aliteración las palabras son consecutivas o van cerca unas de otras.
La aliteración concentra la atención de los lectores en una sección específica del texto. Los sonidos crean ritmos y modos y pueden tener connotaciones especiales. Por ejemplo, la repetición del sonido "s" suele sugerir algo relacionado con la serpiente como sigilo y peligro.

METAFORA

La metáfora es una figura del lenguaje que hace una comparación directa entre dos cosas que no se parecen. Una metáfora sugiere que una cosa es otra o es igual que otra. Las metáforas crean descripciones vívidas con pocas palabras, puesto que el sujeto de la comparación toma las cualidades de aquello con lo que es comparado.

JUEGOS VERBALES

Significa jugar con la riqueza del vocabulario; se pueden dar a través de adivinanzas, trabalenguas, rimas, etc.

RECURSOS VERBALES

Utilización de verbos en el lenguaje oral o escrito (para exponer y explicar contenidos) Como ejemplos tenemos:
síntesis; ejemplificación; recursos dirigidos al raciocinio –conectores de causa, consecuencia, etc -; dirigidos a la afectividad –designaciones, adjetivaciones, calificaciones, etc-


HOMONIMIA

La homonimia es la relación semántica que se establece entre dos palabras cuando estas presentan identidad formal (fónica o gráfica) pero diferencia en el significado. Es la cualidad que se da en una lengua o idioma, cuando existen palabras que tienen un significado diferente, aunque se escriben o pronuncian igual. Estas palabras se denominan homónimas.

Atún desmenuzado - Cuento de Ricardo Rubio donde utiliza varios recursos literarios.


Marina había pedido un oporto en el puerto. Odiaba el mar y los mariscos, el salmón y la salmuera, pero amaba a Marcos, amaba a Manuel y amaba a Mauricio, que solían pescar lejos, más allá de la línea de la distancia. Ahora cruzaba por la soledad del dique y no le importaba que aquel desconocido la siguiera con acechantes ojos de hiena para dársela en la dársena durante el bostezo seco y soso del anochecer. De un salto, el sátrapa se interpuso a su paso y puso su peso en el piso. Ella dejó que acariciara el solaz de su seda al deslizarse, que degustara el zumo salado de su savia, que bogara en su boca hasta las hondas aguas donde fugan los sabores y que luego restregara sus salientes indagando indicios para entrar en los ardores más íntimos de sus surcos secretos. Brusco y voraz, la sometió en silencio. Ella toleró la rastrera dentellada, el abrazo luciferino prendido a su cintura, el agitado rescoldo de la breve cópula, hasta que el rufián le vació el ardor entre las vísceras con el extenuado aliento que cancela la descarga. Exangüe, exánime y escurrido, el amoral se recompuso, se incorporó, organizó su cuerpo, su cinto, su cartera, y sonrió satisfecho ante el fulgor de aquella piel tendida al elogio de sus ojos. No supo cómo la red cayó desde la grúa ni de dónde surgió el arpón que le atravesó las tripas, ni pudo adivinar el cuchillo que le buscó el latido que escondía en el pecho. Marcos, Manuel y Mauricio miraron minuciosamente al muerto. Le quitaron la camisa, el cinto, las botas, y lo dejaron caer en la batea del picadero mientras el silencio huía de la urdimbre tremolante de la maquinaria. Marina, que aún tenía las tibias tibias y húmedos los húmeros, los invitó a su casa para seducirlos con los lances de su lencería, con los bultos de su interesada generosidad, con la fatalidad de sus ósculos profanos. Ninguno le reclamó la cartera.



La poesía y la vida Cotidiana - (2) - Jorge Luis Estrella


Siguiendo con las diferentes poéticas de lo cotidiano en nuestro mundo actual, veremos ahora cómo Roberto Di Pasquale, nos convoca a una visión que, conservando intacto el sentimiento, nos conduce a un punto en donde la poesía discurre pensamientos, se vuelve metafísica.
He aquí dos muestras de lo que digo:

“El pasado
no tardará en llegar.
No es que regrese.
Sólo escucha una voz
que lo pronuncia
y abrirá las puertas del olvido
que no tiene memoria
para él.
La voz
le marcará el sendero
donde las huellas
huyeron una vez
cansadas de esperarlo.
Pero él llegará.
Distraído del tiempo…”

Y, en otro poema:

“Mírame –tarde- como yo te miro
y explícate tu sol y el aire de tus ramas.
Mírame, tarde y comprende
como comprendo yo
tan sólo con mirarte.”

Todos los poemas de Di pasquale están contenidos en “Las alusiones” que fueron enriqueciéndose a través de los años. Lo que más me conmueve de él es que, justamente, no le hace falta irse a la estratósfera o regodearse en incontables y enjundiosas palabras para expresar lo que está fuera de nuestra acaecer concreto de todos los días. No abandona lo cotidiano: lo explora desde sus polos opuestos: vida muerte.
Pasemos ahora a una mirada poética de lo cotidiano a que llamaremos tanguera porque está particularmente enraizada con las letras de tango que son, indiscutiblemente poesía. El tango se ha extendido por el mundo de una manera que ha dejado de ser rioplatense para ser, si se quiere, universal. No hace falta ser porteño ni uruguayo para saber de qué se tratan sus códigos que comenzaron siendo bastante prostibularios y, sin despreciar algún toque metafísico o filosófico, se adentraron en todo el espectro de la vida diaria contraponiendo en muchos casos “el sol en la rayuela” con “la pista iluminada.”
Ernesto Goldar, en un poema de su libro “Instinto de conversación” se dirige, precisamente, a uno de esos poetas letristas para preguntarle si los personajes de sus tangos tuvieron una existencia real o fueron simplemente una pura creación de la fantasía.

El poema se llama “Para mejor imformación” y dice:

“Dígamé, Manzi,
usted que está en el cielo,
¿es cierto que Malena no existió?
Le pregunto porque no creo en las ficciones,
en las ficciones intangibles se entiende,
en la literatura de imaginación.
Boedo era su parroquia de politiquero sentimental,
Pompeya el barrio de las novelas olvidadas,
Discépolo su amigo,
el novecientos la historia despareja de los
arquetipos, el carrerito y el cochero sus vecinos,
y para qué hablar de las chicas que provocaron
Ninguna, Fuimos y Después.
Se lo digo de puro convencido.
No puedo recordar algo que jamás haya pasado,
ni me duele un dolor que no lastima.
Como verán, Goldar, con un coloquialismo absoluto que amanece en ese ¡Digamé” se vuelca sin reparos a favor de la vida real como base de la creación poética.



La poesía y la vida Cotidiana - (1) - Jorge Luis Estrella


La vida cotidiana se percibe apenas en algunas obras literarias y se enseñorea en otras. Pero siempre está aunque se narren guerras como en “La Ilíada” o se cuenten odiseas como en la otra obra de Homero o en el “Ulises” de Joyce o el “Adanbuenosayres” de Marechal. Por eso, me surgieron algunos textos para ilustrar la idea de que, por lo menos en la poesía que me es más cercana , puede haber ejemplos de distintas poéticas de lo cotidiano. Es sólo una idea, una mera suposición, y como tal la tiro para que la discuta quien quiera discutirla o la acepte quien quiera aceptarla.

Ya, de por sí, la poesía implica una mirada de lo cotidiano que es una dimensión en donde estalla el sentimiento hecho belleza y así podríamos tener una poesía cotidiana de lo cotidiano que significaría una cotidianeidad poética. Graciela Wencenblat tiene justamente un libro llamado “Cotidiana”. De él vamos a leer lo siguiente:

“Lejosa, entre el otoño que desafina

y una mañana de caricatura.

Vienen a comer Sócrates, la Callas, Sartre

sólo podré prepararles un revuelto de gramajo.

Hoy es el día de mi nieta Juana y quería reunirlos

saber qué piensan de la melena del león

la sopa de arvejas , el pavo real y su magnífica cola.

Hoy

con Woody Allen en el café con leche

el auto chocado

el gato sin peinar.

La poeta imagina figuras del mundo cultural contemporáneo y pretérito y las pone al lado de un revuelto de gramajo o de un café con leche. En este caso, la poesía no necesita salir de lo cotidiano para ser poesía.

Carlos Roldán, en su libro “Poesíada” nos remite, ya desde el título, a una poesía épica de lo cotidiano. En sus poemas, según mi lectura, nos dice que vivimos nuestro trabajo diario como seres humanos resistiendo heroicamente un mundo repleto de bienes pero convertido en páramo.

Va un poema de ese libro:

el fósforo

encendió al pavor de la noche

atrevió su vana temblorosa

imagen

irradió con cuanto le costaba

su propia materia su entraña dolorida

quiso ver quiso

ver

la noche que se extendía

desde mucho más allá

de lo que supiera

Aquí tenemos al fósforo, esa herramienta diaria para encender fuego, convertida en símbolo de nuestra resistencia épica, de nuestra posibilidad de iluminar en pródigo sacrificio aunque más no sea una minúscula parte de la oscuridad que nos rodea.


¿Acabar? ¿Sonetear? Fantasear - Yossi May, Israel


Dije que sonetear es sencillo?

dije , versos se pueden redactar

es mas dificil la vida pintar

que aprender a cabalgar el caballo


Yo soy un hombre que gusta afrontar

como un niño acabado de nacer

con la teta se pone a aprender

yo quiero un dia tres veces acabar


Estoy lejos del final y la alegria

pero los grandes con su sabiduria

dicen no pierdas la bella esperanza


Disculpen, los aburro con el tema

comence el dia con deseos ardientes

viendo estoy que ya aterriza mi dama

Insomnio - Cristina Longinotti, Buenos Aires, Argentina


La noche serpentea entre mis huesos
en éxtasis ofídico y silente,
sumida en su impertérrito presente
de diosa de los locos y posesos.

La noche se desliza y sus excesos
delimitan el mundo; indiferente
al dolor, bebo el tónico potente
que me alivia la pena y sus accesos.

Ya no quiero dormir porque, despierta,
me mantengo con vida y no me sueño
mejor de lo que soy al levantarme.

Ya no quiero esa pálida e incierta
perfección que se cumple en un ensueño:
quiero vivir mi culpa sin soñarme.

Soneto - Ejemplos


Soneto para un reproche

de JOSE ANGEL BUESA


Yo no sé si tú esperas todavía,
el gran amor con que soñaste en vano,
que era un pozo en la tarde de verano,
y era la sed que el pozo calmaría.

Yo sólo sé que estuvo cerca un día,
cuando tú lo creíste más lejano,
y fue una llama que se heló en tu mano,
al separar tu mano de la mía.

Así fue: Poca cosa en el olvido,
como el viento que llega y ya se ha ido
o la rama partida sin dar flor;

pero no es culpa mía si tú hiciste
una cosa vulgar, pequeña y triste,
de lo que pudo ser un gran amor.



Soneto - Cuarta clase



Un hombre muy querido en nuestro medio poético y que tiene la increíble particularidad de vender en el subte sus poemas es Don Ramón de Almagro. Él tiene, además, un escrito maravilloso en el que narra, con muchísima gracia, primero su emoción cuando comenzó a vender sus textos y le decía a su esposa: “Vieja, soy poeta”. El problema era que no había escrito ningún soneto. Cuando se decide a escribir uno comienza por averiguar acerca de la historia del soneto y se encuentra con que hace muchísimos años la única forma de comer de los enanos, los payasos, los músicos y los poetas era aprovechando los banquetes de palacio ya que podían disfrutar las sobras de los festines y las sobras de esas sobras quedaban para los sirvientes. Sucedió que los poemas eran tan largos que aburrían las panzas llenas de los comensales y una de las amantes del Rey, la favorita, le pidió a éste hiciera callar a los poetas o, al menos, acortara el tiempo de tan insoportable perorata. El Rey consultó a un matemático y éste le dijo que pusiera un tope de catorce versos pero éstos fueron tan extensos que hubo que ponerle límite al tamaño de cada verso y, de allí, surgió la métrica de las once sílabas.

Y, ya informado acerca de la historia del soneto, Don Ramón le escribió uno a su señora, es decir, a su espalda.


TO ESPALDA (SONETO IMPERFECTO)


Tu espalda es mi descanso, mi sosiego,

es la calma después de haber amado.

Tu espalda es un refugio donde llego

a lamer mis heridas, angustiado.


Tu espalda es taller de mi poesía

por las noches que paso desvelado,

tu espalda tiene el fin de cada día

con el sueño y el beso ya cansado.


Y si todo se me hace cuesta arriba,

si mi vida parece a la deriva,

más que nunca tu espalda es necesaria.


Que si es dura es la mano del destino,

tu espalda es el altar donde me inclino

para llegar a Dios… con mi plegaria.


Aprovecho para mandar un beso a Don Ramón y a su señora que, según me han dicho, se halla enfermita.

Curiosamente, yo también tengo un soneto a mi mujer, con espalda de por medio. Espero que noten las semejanzas y, además, la gran diferencia.


ANTES DE LA CENA


Después de un largo día trajinado

apoyás en mi espalda tu cabeza:

mariposa que posa su belleza,

tallo en flor que se inclina perfumado.


De tu dulce cabello despeinado

me llega, infatigable, la tibieza

y, aunque de sueño, tu pasión bosteza,

siento todo tu ser apasionado.


El pollo se cocina a fuego lento,

mi mano pone sal a la ensalada

y los gatos nos piden su alimento.


Tu cabeza en mi espalda reclinada

es una nave que encontró su rada

luego de ser herida por el viento.


¿Notaron la gran diferencia? Don Ramón reclina la cabeza en la espalda de su mujer, en cambio, mi mujer reclina su cabeza en mi espalda.


Soneto - Tercera clase: Historia - por Jorge Luis Estrella


Me contó un simpático pajarito que, en la primera mitad del 1200, el poeta italiano Giacomo de Lentino inventó el soneto. Después, nada menos que el mismísimo Dante (nacido en 1265 y muerto en 1321) lo ensayó en su obra Vita Nuova y la perfección del género llegó con Francesco Petrarca (nacido en 1304 y muerto en 1374) que incluye en su Cancionero 317 sonetos dirigidos a su amada Laura. Ya en el 1500, se aclimata en España con Boscán y Garcilaso, aunque casi un siglo antes, el Marqués de Santillana había escrito “Sonetos fechos al Itálico modo”. En el Siglo de Oro se convierte en favorito de los más grandes poetas y aún de los no tan grandes. Hay uno anónimo (o con varios autores posibles) conocidísimo “A Jesús crucificado”, una verdadera joya. En la época neoclásica fue poco cultivado y tampoco los románticos se sintieron tentados a usarlo. Salvo los ingleses (claro que ésta es otra fuente clásica) Hasta ahora hablamos de la fuente italiana o petrarquista pero también está la inglesa o Shakesperiana, ya que el genial dramaturgo fue gran cultor de esta estructura poética. Aunque hay que recordar también los Amoretti (1596) de Spenser. La lengua inglesa es menos rica en rimas que la italiana y se produjo una adaptación de la forma. Los cuartetos son tres, cada uno rimado de diferente manera y un dístico final que cierra el conjunto. En el siglo XVII lo cultiva Donne en sus Poemas Divinos. Después de un siglo de opacidad, los románticos Wordsworth, Coleridge y Keats lo hicieron renacer.
Volviendo a la fuente italiana debemos decir que los modernistas lo emplearon con frecuencia tanto en versos endecasílabos como alejandrinos. Y, justamente, compuesto con estos últimos, me vino a la memoria, una memoria muy emotiva, por cierto, aquel soneto del libro “Azul” de Rubén Darío.

DE INVIERNO

En invernales horas, mirad a Carolina,
medio apelotonada descansa en el sillón,
envuelta con su abrigo de marta cibelina
y no lejos del fuego que brilla en el salón.

El fino angora blanco junto a ella se reclina,
rozando con su hocico la falda de Alencón,
no lejos de las jarras de porcelana china
que medio oculta un biombo de seda del Japón.

Con sus sutiles filtros la invade un dulce sueño:
entro, sin hacer ruido; dejo mi abrigo gris;
voy a besar su rostro, rosado y halagüeño

como una rosa roja que fuera flor de lis;
abre los ojos; mírame con su mirar risueño,
y en tanto cae la nieve del cielo de París.

OTROS EJEMPLOS

Soneto Alejandrino-segunda clase

El soneto es, de las formas tradicionales, la que se ha mantenido viva a pesar de que, para muchos, es también una fórmula obsoleta. Yo, que nací a la poesía contando sus sílabas y pergeñando sus rimas, buscando alcanzar el resultado más cercano a la perfección, luego dejé de usarlo porque me moví en grupos que lo veían con malos ojos o lo aceptaban a regañadientes. Volví a él cuando me inserté en la lista de Internet, Muestrario de Palabras, donde hay integrantes que lo practican con absoluta solvencia, caso Cristina Longinotti y Blanca Barojiana. A partir de ese momento, he encontrado más y más poetas que lo cultivan y lo hacen con verdadero amor. También hay poetas que son verdaderos promotores de poesía como Gustavo Tisocco que, aunque no son afectos a los textos con rima sin embargo, publican sonetos, por ejemplo, los de Andrea Álvarez.
Aunque la métrica natural del soneto pide versos endecasílabos, o sea los de once sílabas, también hay sonetos en versos alejandrinos, o sea de catorce sílabas. he aquí un soneto alejandrino de mi autoría, que le gusta mucho al excelente cuentista argentino Carlos Adalberto Fernández. Una particularidad de este tipo de composiciones es que las catorce sílabas constan de dos hemistiquios de siete sílabas. En medio de los hemistiquios queda la cesura, o sea una pausa. Yo lo voy a leer tratando que se note que el ritmo es: siete sílabas, pausa, siete sílabas. Así, en cada uno de los catorce versos.

LA MUERTE, DE PRONTO

Temo encontrar la muerte, que se cruce conmigo
una tarde, de pronto, al doblar una esquina,
que me tome del hombro como quien va y camina
por la calle del centro con su mejor amigo.

Que al entrar a mi casa y al abrir el postigo
compruebe que el ruidoso no cruje ni rechina
que la planta no crece, que el pájaro no trina,
que el pan es un recuerdo despojado de trigo.

Que la he perdido a ella, que ella me ha perdido,
que mi boca está lejos del calor de su boca,
que su grito se esfuerza por llegar a mi oído.

Que no puedo ayudarla aunque se vuelva loca,
que ya no tengo oído, que ya no tengo boca,
que nuestro amor se haya a merced del olvido.

Jorge Luis Estrella

OTROS EJEMPLOS

Soneto a la ira - Lena, España

Por cada yema estallan mil latidos
cada uña despliega un corazón
se enturbia con la sangre la razón
perdiendo la noción de los sentidos.

Se desbordan los versos en bramidos
pronuncian la feroz acusación
y las palabras caen en aluvión
dejándonos los huesos doloridos.

Nos domina, nos vence y enajena
nos despoja del alma y la cordura
convirtiéndonos de roca en arena.

Nos sentimos caer desde la altura
llevando en nuestro cuello una cadena
de eslabones torcidos de amargura.

Soneto enviado por Emilio Medina Muñoz

Cuando quisieras un soneto, esto haras:
un tema te habras pensado. Anotado.
Con los dedos cuentas once y pararas ;
es el plan de buscar un buen rimado.

¿ Tu gusto es asonante o consonante?
solo mira en final de la palabra,
si despues esa frase no te ladra
puede ser ese verso el importante.

¿Ves que facil resulta el explicarlo?;
si te atreves, veras que es mas sencillo,
solo tienes que darle algo de brillo.

¿Se atranca llegando a este terceto ?,
lo mejor es hacerlo picadillo,
al ingrato que arruina tu soneto.

SONETO - PRIMERA CLASE - JORGE LUIS ESTRELLA

Un soneto es una composición poética que consta de catorce versos endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos. En cada uno de los cuartetos riman por regla general el primer verso con el cuarto y el segundo con el tercero y en ambos deben ser unas mismas las consonancias. En los tercetos pueden ir éstas ordenas de distintas maneras. Como el soneto más bien que género de poesía es una forma, un molde especial, su argumento lo mismo que su estilo puede ser triste o jocoso, descriptivo, filosófico, histórico, amatorio, etc., si bien es el lirismo lo que generalmente domina en él. La dificultad de su composición es grande, Boileau llegó a decir que Apolo lo inventó para tormento de los poetas y que un soneto libre de defectos vale tanto con un largo poema.

Ejemplo: soneto de Lope de Vega

Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tal aprieto;
catorce versos dicen que es soneto:
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.

OTROS EJEMPLOS




FRANCISCO DE QUEVEDO


DEFINIENDO EL AMOR

Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parasismo,
enfermedad que crece si es curada.

Éste es el niño Amor, éste es tu abismo:
mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo.



CRISTINA LONGINOTTI

No preguntes por qué ni desde dónde
aparecí en tu vida y tú en la mía:
la inquietante y arcana epifanía
del amor no se explica ni responde.

No averigües, no estudies qué se esconde
detrás de esta incesante travesía
del éxtasis total a la agonía
de no entender el cómo ni el adónde.

Me tienes y te tengo y ya es bastante
para el río del tiempo que no aguarda
ni sabe detener su desmesura.

No investigues, no busques, que este instante
es lo que hay y el presente no se guarda:
nuestro amor es eterno mientras dura.